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Sísifo

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Sísifo (en griego Σίσυφος, Sísyphos) fue rey fundador de Éfira (la futura Corinto). Era considerado el hombre más astuto de todos los mortales, pero también el más arrogante y tramposo. Cometió una serie de ofensas graves contra los dioses que le valieron el castigo más famoso del inframundo.

Sus principales crímenes contra los dioses:

  1. Traicionó un secreto de Zeus
    Zeus había raptado a la ninfa Egina. Su padre, el río Asopo, buscaba a su hija. Sísifo le reveló a Asopo que había sido Zeus quien la secuestró, a cambio de que el río hiciera brotar una fuente eterna en la acrópolis de Corinto (la fuente Pirene). Zeus, furioso por la delación, ordenó a Tánatos (la Muerte personificada) que lo llevara al Tártaro.

  2. Encadenó a la propia Muerte
    Cuando Tánatos bajó a buscarlo, Sísifo lo engañó y lo encadenó con fuertes cadenas. Mientras la Muerte estuvo prisionera, nadie en la tierra podía morir (ni siquiera los heridos de guerra o los enfermos graves). Ares, dios de la guerra, se enfureció porque las batallas perdían emoción si nadie moría, así que liberó a Tánatos y entregó a Sísifo.

  3. El último engaño (incluso después de muerto)
    Antes de bajar definitivamente al inframundo, Sísifo le dio una extraña orden a su esposa Merope:
    «Cuando muera, no me hagas funerales ni me pongas la moneda bajo la lengua para Caronte».
    Una vez en el Hades, Sísifo se quejó ante Perséfone (reina del inframundo) de que su esposa lo había enterrado sin los ritos debidos y sin la moneda para el barquero. Le pidió permiso para regresar tres días al mundo de los vivos “solo para castigar a su mujer y organizar su propio funeral”.
    Perséfone, compadecida, lo dejó subir… y Sísifo nunca volvió. Vivió muchos años más en Corinto hasta que murió de viejo.

  4. El castigo definitivo
    Cuando por fin murió de verdad, los dioses ya no se dejaron engañar más. Zeus (o Hades, según las versiones) le impuso el castigo eterno que lleva su nombre:
    Empujar una enorme roca desde la base hasta la cima de una colina (o montaña) en el Tártaro. Cada vez que está a punto de coronar la cima, la roca rueda hacia abajo por su propio peso y Sísifo debe bajar y empezar de nuevo. Para siempre.

Este castigo era especialmente cruel porque combinaba esfuerzo físico agotador con la frustración eterna: nunca llegaba a completar la tarea.

En la mitología griega pura, Sísifo es el símbolo del hombre que desafía a los dioses con su inteligencia excesiva y paga con un castigo que representa la inutilidad y la frustración eternas.

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